domingo, 12 de abril de 2009

La Antártica... Fin del Mundo

Es increíblemente grandioso estar pisando territorio antártico, de hecho creo que son muchas las personas que quisieran y pagarían por estar en mi posición y es por eso que me siento muy afortunado al respecto, ver tanta inmensidad blanca rodeada de un misterioso silencio que a ratos es roto por un juego de maniobras aéreas de una skua. Pareciera que tras de tanto frío y un viento que congela el aire, no hubiera especie viva que lograra vivir en estas latitudes, pero no lo es asi, hay una gran fauna, que depende aunque suene llamativo, del hielo para sobrevivir; como los pingüinos, skuas, ballenas y focas. Sin ser científico, llama la atención esta forma de vida que éstas especies son capaces de soportar, y las enseñanzas de vida y de sacrificio que demuestran, para coexistir en una cadena natural. Es aquí, en donde el hielo y la nieve se pierden en el horizonte sin que exista mayor variación en el paisaje que los icebergs que flotan alrededor de la bahía, como no queriéndose alejarse nunca de la orilla, y que el mar y el viento lo mueven a su antojo sin preguntarle donde quieren estar. La antártica, el fin del mundo, según lo describen quienes han estado aquí antes que yo y que cualquier mapa geográfico puede atestiguar a favor, es en donde llegan tantos pensamientos a mi mente; al parecer, la distancia enseña a dar el valor merecido a las personas y las cosas que siempre están al lado de uno y que la vida diaria hace que uno solo viva el día a día; así somos, la modernidad nos absorbe sin darnos a la oportunidad de ser humanos, y como tal, tampoco nos damos cuenta de qué es lo que estamos haciendo por nuestras vidas y nuestras futuras generaciones.
El calentamiento global es un tema que se ha escuchado tanto en las noticias y documentales. Pero, ¿Cuántos de nosotros nos detenemos para pensar qué tanto de eso depende de cada uno?, tal vez estamos ya acostumbrados a saber de inundaciones, maremotos, huracanes, que creemos que es algo natural, y así lo es, es natural que gracias a nuestras inconciencias y a nuestro espíritu de consumismo y materialismo, estemos logrando que el planeta sufra y que cambie sus ciclos y lo que hasta ahora podamos decir es nuestro hogar, tal vez mañana se convierta en nuestro infierno. Aquí en la antártica, año a año se ven como gracias al calentamiento y al agujero de la capa de ozono, es mayor el rompimiento de hielos, el derretimiento de éstos, el atraso de apareamiento de las especies, y el movimiento de otras buscando un mejor hábitat, afectando directamente a la cadena alimenticia de otra especie. Y así, son pocas tal vez las personas que intentan hacer un llamado de atención tomando en cuenta que la antártica es una gran fuente de agua, de vida y su derretimiento afectará directamente a las especies que allí viven, y desde allí a todo el planeta de distintas formas. Es imprescindible que ahora, no mañana, tomemos cartas en el asunto y regulemos aparte de las normativas internacionales de cuidado del medio ambiente, de nuestra forma de vivir, mañana lamentablemente es tarde. Por eso pienso en lo bello que es este territorio que tantas personas en forma anónima han dejado parte de sus vidas y por qué no decirlo, otras tantas que han quedado aquí junto al silencio frío y enmudecedor con el propósito de observar y soportar sus azotes, para decir como hoy digo yo “LA ANTÁRTICA… FIN DEL MUNDO”.
José Guajardo Bustamante
jguajardob@live.cl